La rata blanca es un roedor muy dócil e inteligente que pertenece al orden de los omnívoros, características que hacen de este mamífero un excelente animal doméstico, pues es sociable, fácil de entrenar y alimentar.
Pero antes deberás saber cuáles son los cuidados básicos para mantener la higiene y salud de esta mascota en casa, empezando por una jaula amplia con piso cómodo, dieta balanceada y limpieza constante.
Rata Blanca. Edición de Atlas Animal. Original por sipa en Pixabay.
Datos de la Rata Blanca
Clasificación: | Vertebrado / Mamíferos |
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Reproducción: | Vivíparo |
Alimentación: | Omnívoro |
Hábitat: | Terrestre |
Orden: | Rodentia |
Familia: | Muridae |
Género: | Rattus |
Longevidad: | 3 años |
Tamaño: | 12 – 17 cm |
Peso: | 125 – 250 kg |
Estado de conservación
Distribución de la Rata Blanca
Características de la rata blanca
A simple vista se podría decir que la rata blanca es idéntica a sus familiares silvestres (ratas en estado salvaje o de alcantarilla), a excepción de su color, pero lo cierto es que es un animal mamífero doméstico con varios rasgos distintos.
Estos roedores son completamente blancos y de ojos rojizos o rosados, al igual que su cola y patas, además viven de dos a tres años.
Esta clase de mascotas son mucho más dóciles que sus parientes silvestres, y tienen cuerpos más pequeños y esbeltos, colas más largas, sus orejas son de mayor tamaño y su hocico es puntiagudo.
Asimismo, entre algunos ejemplares de esta especie hay grupos que comparten genes idénticos, por lo cual también son llamadas ratas de laboratorio, pues estos distintivos permiten deducir el resultado de algún experimento.
A diferencia de sus parientes salvajes, las ratas blancas no representan riesgos de salud para los humanos, siempre que se respeten los cuidados adecuados.
Cuidados básicos de una rata doméstica
Al estar domesticadas, las ratas ameritan de una jaula espaciosa con piso sólido donde puedan estar seguras, limpieza constante de su espacio y excelente alimentación.
Por ser animales domésticos sumamente sociables acostumbrados a vivir de forma gregaria, es recomendable adquirir al menos dos de ellas para que se sientan cómodas.
Sin embargo, es importante que sean del mismo sexo, puesto ya que se reproducen por camadas y al tener a un macho y una hembra juntos, pueden llenar la jaula fácilmente.
En caso de tener otras mascotas, también es imprescindible considerar cómo afecta a tu rata doméstica, ya que tu roedor podría ponerse nervioso estando en contacto constante de un depredador común en el hogar, ya sea un gato u otro animal que esté por encima en la cadena alimenticia.
Del mismo modo, debes tener en cuenta que las ratas son propensas a sufrir de cáncer, así que las visitas al veterinario son muy necesarias.
Alimentación balanceada y cuidadosa
A pesar de ser animales domésticos del orden de los omnívoros, no puedes tomar la alimentación de estos roedores a la ligera. Las ratas blancas, al igual que las otras “ratas mascotas”, necesitan una nutrición balanceada compuesta por vegetales, semillas, frutas frescas y en relación a la materia animal, solo se le ha de proporcionar a modo de complemento una vez por semana.
Las semillas pueden ser una mezcla que incluya bastante maíz o cacahuates, pero para las hembras la dieta debe tener altos contenidos de soya.
Otro aspecto a considerar es que la carne debe estar previamente hervida, y no darles en exceso porque las ratas aumentan de peso fácilmente.
Alimentos que no puedes darle a tus ratas
Las ratas domesticadas acostumbran a evitar ciertas comidas al estar en libertad a pesar de ser omnívoras, lo cual se debe a que tienen una especie de pliegue en su estómago que les impide vomitar, dejándolas vulnerables a intoxicaciones y, en consecuencia, peligro de muerte.
También es importante evitar suministrarles carne cruda y frutas cítricas ya que les pueden hacer daño, para ello las ratas producen su propia vitamina “C”.
Los alimentos que producen gases como las coles, también perjudican gravemente su salud, pues tampoco son capaces de eliminarlos de su sistema digestivo.
Por último, recuerda retirar la comida que regularmente guardan en su jaula, ya que los alimentos en mal estado las afectan de igual manera.
Hábitat de la rata en el hogar
Si bien es cierto que tanto las ratas silvestres, como las de alcantarilla que habitan en las grandes urbes, se desenvuelven y adaptan a distintos modos de vida para poder subsistir, las domésticas necesitan establecerse en un ambiente cómodo, aseado y controlado que les garantice una mayor esperanza de edad.
Para ello es necesario que su jaula sea amplia y de piso sólido, con unas medidas de unos 0,20 m cuadrados por ejemplar. Es importante agregar que el piso y los niveles de la jaula no deben ser de rejillas, porque lastiman sus patas.
Las ratas domésticas son muy aseadas, así que es buena idea colocar un cajón con arena especial a modo de baño, siempre al lado contrario de su comida, agua y nido.
Este último ha de ser similar a sus madrigueras en estado salvaje, es decir, cajones con una entrada y suelo cómodo acondicionado con material absorbente.
Reproducción de la rata blanca
Las ratas son animales mamíferos vivíparos y las hembras tienen etapas de celos continuas durante todo el año, después de alcanzar la madurez sexual.
Esta etapa la alcanzan a los 6 u 8 meses y luego de la reproducción, viene un período de gestación entre 20 y 24 días. En cada camada nacen de 6 a 20 crías sin pelos, suaves, de color rosa, sordas y además ciegas. Por otra parte, el albinismo en estos roedores al llegar al mundo, se debe a una mutación genética.